: Esta distinción ha hecho dar a la Ética un paso adelante. Pues Romanes trabajaba en aquella época en el estudio de la moral entre los animales y poco tiempo antes había publicado una obra importante sobre La inteligencia de los animales. Cumberland no va más lejos. Poco a poco surgen de la alimentación mil variedades que se transforman en el goce del gusto, de la vista, de la imaginación hasta el punto de poderse justificar la afirmación antedicha. Lo que mantiene la moral en la conciencia es su necesidad absoluta para la existencia misma de la sociedad. —Justicia y beneficencia. En la Grecia clásica, Sócrates y Aristóteles separaron la moral de la religión e introdujeron el criterio de la utilidad. Hume expuso que los hombres independientes se forman ideas morales propias. Es una idea muy justa: sin ello, ninguna religión, en efecto, hubiera adquirido el poder que las religiones en general han ejercido sobre los hombres. Al analizar las varias religiones cristianas y paganas señaló Charrón que era mucho lo que todas ellas tienen de común y demostró que la moral no necesita del apoyo de la Religión.[93]. No solamente estos instintos se conservaron, sino que se han desarrollado en el curso de la historia, a medida que fueron apareciendo nuevos métodos de enriquecimiento: la industria, el comercio, la banca, los ferrocarriles, la navegación marítima, en una palabra, todo lo que ha dado a los individuos y a las sociedades civilizadas la posibilidad de enriquecerse a costa del trabajo ajeno. En fin, los representantes de la Iglesia no tardaron en convertirse en ricos poseedores de esclavos, igual que los nobles, y en adquirir un poder político análogo al de los soberanos y señores feudales, que ejercieron con igual avidez y crueldad que ellos. Lo mismo ocurre con el hombre. WebFijaos en la Naturaleza. Pero al mismo tiempo Aristóteles distingue dos especies de injusticia, la injusticia común que consiste en quebrantar la ley y la que reside en establecer diferencias en el tratamiento de los hombres. En general Aristóteles atribuye gran importancia en la elaboración de la moral a la razón: en la razón reside el freno de las pasiones; gracias a ellas somos capaces de comprender que la aspiración al bien de la sociedad proporciona una felicidad muy superior a la satisfacción de los deseos personales. Pero su obra fundamental, Syntagma philosophia Epicuri, apareció recién después de su muerte. El egoísmo precede, pues, al altruismo, por ser necesario para la conservación de la vida. Aun después de la muerte de ambos filósofos las discusiones entre sus partidarios no cesaron. [18] En su admirable estudio del instinto social, el profesor Lloyd Morgan, autor de la conocida obra sobre el instinto y el intelecto de los animales, dice (pág. Spencer demostró, además, a las personas religiosas que el propio Evangelio promete la felicidad como recompensa de las buenas acciones: bienaventurados sean los humildes, bienaventurados sean los caritativos, etc., etc. Resumiendo todo lo expuesto hasta ahora, puede decirse que en todas las doctrinas morales nacidas y desarrolladas en los siglos XVII y XVIII, doctrinas que trataron de dar a la moral una explicación científico-natural, se nota la influencia de la filosofía epicúrea. Las mismas instituciones de apoyo y de ayuda mutuos, surgidas y desarrolladas en las sociedades humanas, ponían de relieve, ante el hombre, los provechos y ventajas que de ellas recibía. Son los diversos intentos de justificación de las normas y practicas morales. Otros, como Cicerón, vacilaron entre el origen natural y el divino de la moral y Marco Aurelio, cuyas sentencias morales son a veces de una gran belleza, llegó, en la defensa de los dioses oficialmente reconocidos, a la admisión de las atroces persecuciones de que eran víctimas los cristianos. Me contentaré aquí con el análisis de los trabajos de los principales representantes de la Ética evolucionista: Herbert Spencer, Huxley, que fue discípulo directo y auxiliar de Darwin, y Guyau. [153] El capítulo que Spencer dedica a esta cuestión merecería que lo reprodujéramos enteramente pero es demasiado largo. Para los físicos y matemáticos esta idea fue una rica fuente de variadísimos descubrimientos. En este grado de evolución se observa ya la división del trabajo y ella plantea el siguiente problema: ¿cómo repartir los productos del trabajo? Es lo cierto, sin embargo, que Feuerbach no supo evitar ciertas contradicciones. Con todo, Proudhon no se fijó quizás bastante en la distinción entre los dos sentidos que posee en francés la palabra justice. Desgraciadamente todos los partidarios del poder, aun los socialistas del Estado, no se fijan en estos principios fundamentales de toda moral y siguen manteniendo la necesidad de la desigualdad dentro del Estado. La Bruyere (1639-1696) — Fue menos pesimista que La Rochefoucauld, aun cuando calificara también a los hombres de injustos, ingratos, implacables y egoístas por su naturaleza; pero opinó que las gentes son merecedoras de una cierta condescendencia porque su maldad nace de las desgracias de la vida. La sociabilidad es inseparable de la naturaleza humana y es una condición de su organización espiritual. Y el que repudia conceptos semejantes —como por ejemplo Hobbes— no tiene más remedio que atribuir una importancia capital al poder coercitivo del Estado, guiado por legisladores geniales; de modo que en vez del sacerdote era el legislador quien poseía la verdad. Estuvieron de acuerdo con este concepto de la moral Bacon, Grocio, Spinoza, Goethe, Augusto Comte, Darwin y en parte Spencer, pero no lo aceptan hasta ahora los que prefieren considerar al hombre como un esclavo del diablo, a pesar de que dicen que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Esta última se convirtió en un baluarte de las ciencias naturales y sirvió de modelo para las sociedades análogas fundadas en Francia, Holanda, Prusia, etc. Hay que aspirar a la comprensión de la vida universal, a la percepción de su desarrollo incesante y a vivir de acuerdo con las leyes de la evolución. Tal es la Filosofía moral de J. M. Guyau,[26] en la cual éste se ocupa de las manifestaciones superiores de la moral, sin mencionar siquiera la Ética de los animales. Tal es la base firme que nos da la ciencia para la elaboración de un nuevo sistema de Ética y para su justificación. Circulaban rumores de que el heredero del trono, Gautama, había abandonado su palacio y su joven esposa, se había vestido humildemente y, renunciando al poder y a la riqueza, se había convertido en un servidor del pueblo. Esta simpatía mutua, tal vez, no se nota en los momentos ordinarios (por ejemplo durante los juegos), pero sí cuando los animales pasan una mala situación. Es el criterio invariable de todos los actos humanos. Muy en breve, en 1609 y 1619, los estudios minuciosos de Kepler (1571-1630) sobre las leyes del movimiento de los planetas alrededor del Sol confirmaron las ideas de Copérnico. Poco a poco el medio para alcanzar la felicidad se transforma en finalidad moral. Los sentimientos de Ayuda Mutua, de Justicia y de Moralidad están arraigados hondamente en el hombre, con toda la fuerza de los instintos. Para ellos las ideas morales del darvinismo consistían en la lucha de todos contra todos. En cuanto al Estado, a pesar de que estuvo desde época muy lejana bajo la protección de la Iglesia, los pensadores más avanzados del siglo XVIII le atribuyeron un origen terrenal, puesto que nació según ellos a raíz de un contrato social. xi. No hay nada en la razón que no haya estado antes en los sentidos. 2) Se autorizaba a castigar al esclavo y a la sirvienta con tal de que no murieran a consecuencia de ello uno o dos días después. Tres tesis fundamentales fueron establecidas por este movimiento intelectual y revolucionario: 1º. Expuso sus ideas primeramente en forma de aforismos en dos artículos publicados en 1842 y 1843. Dice: un animal cualquiera que vive en el agua se apercibe de que algo se le acerca. Gizycki y Eucken, trataron de crear un sistema de Ética sobre las bases del positivismo y del evolucionismo, pero todos ellos, en mayor o en menor grado, ignoraron el socialismo. Hume consagró un estudio especial a la benevolencia. XIII), tampoco puede ser calificada como rasgo propio del Cristianismo, porque el sacrificio en pro del prójimo fue glorificado entre los paganos y la defensa de los demás, aun a riesgo de la vida, era una cosa cotidiana no sólo entre los salvajes, sino entre los animales sociales. —Voltaire y Rousseau. Llegado a Rusia en junio de 1917, después de cuarenta años de destierro, Kropotkin se instaló en Petrogrado, pero al cabo de poco tiempo los médicos le aconsejaron el traslado a Moscú. Después de haber, durante cuatro años, pensado y escrito acerca de este problema, reconoció, en su Religión dentro de los límites de la mera razón (publicada en 1792, parte I), sobre el defecto esencial de la naturaleza humana, que no había podido encontrar la explicación del origen de la ley moral. Desgraciadamente los pensadores no se han fijado lo bastante antes de ahora hasta qué punto lo consciente en el hombre depende de lo inconsciente. Igual que Platón veía la fuente de la razón en la divinidad, pero esta divinidad no intervenía en la vida del mundo. La única solución posible es provocar un acuerdo amistoso de modo que sea posible restablecer las fuerzas gastadas, como ocurre en la naturaleza. Los progresos de las ciencias naturales en el siglo XIX despertaron en los pensadores contemporáneos el deseo de elaborar las bases de una Filosofía del mundo sin necesidad de la intervención de fuerzas sobrenaturales —pero no por ello perdiendo la majestuosidad poética capaz de inspirar al hombre ideas elevadas—. Mientras el fundador del Budismo, Gautama, fue el hijo de un rey que voluntariamente se convirtió en mendigo, el fundador del Cristianismo fue un sencillo carpintero que abandonó su casa y sus padres para vivir como un pájaro del cielo en espera del juicio final. dice que existen deberes que deben ser cumplidos, más allá de las consecuencias favorables o desfavorables que puedan traer, y que cumplir con esos deberes es actuar moralmente. Al recomendar al lector la lectura de las propias obras de Feuerbach, escritas en un estilo amenísimo y basadas no en premisas abstractas sino en la observación de la vida y al recomendar además la magnífica exposición que de las ideas de este autor ha hecho Jodl, me permitiré señalar tan sólo en este lugar como explica Feuerbach la diferencia entre las inclinaciones (tanto egoístas como sociales) y el deber. Constituye un hecho fundamental de la naturaleza que encontramos entre los animales y pájaros que viven en sociedad. — Bacon nos ha dejado para el estudio de la naturaleza el método inductivo que prescinde por completo de la intervención de la Religión y de la Metafísica en la explicación de la vida del Universo. la Grecia antigua, Capítulo VII. Para Shaftesbury todos los preceptos morales de las religiones tienen su fase fundamental en los instintos heredados. Al ver cómo decenas de millares de aves marinas llegan en grandes bandadas, desde el Sur lejano, para construir sus nidos en los peñascos de las costas del océano glacial y se instalan allí sin querellarse por los mejores sitios; cómo bandadas de pelícanos viven en la costa y saben repartirse, entre sí, las zonas para la pesca; cómo millares de especies de pájaros y mamíferos saben ponerse de acuerdo para repartirse las zonas de caza o alimentación; el emplazamiento para los nidos y el albergue para la noche; al ver, por fin, cómo un pájaro joven, al llevarse algunas pajas de un nido ajeno es castigado, por ello, por otros pájaros de su propia especie, podemos constatar, en la vida de los animales sociales, los comienzos y aun un cierto desarrollo del sentimiento de la igualdad de derechos y de la justicia. Aparecen sabios, sofistas y filósofos. En cambio demostró perfectamente la necesidad de sentar la moral sobre bases científicas, así como señaló la falta de un fundamento científico en los sistemas éticos anteriores.[150]. Así, pues, las vagas palabras de Bacon, Grocio y Spinoza sobre la ayuda mutua mutuam juventum, no fueron perdidas y gracias a Shaftesbury entraron en la Ética. Pero de ella emanan también aquellas diferencias en virtud de las cuales se puede decir de un concepto que es moral o inmoral. Aspiró a sentar su Filosofía moral sobre la realidad de la vida y abogó por el eudemonismo. Desgraciadamente las chispas de la genialidad, esparcidas en todo el Discours préliminaire, están con frecuencia oscurecidas por las ideas posteriores de Comte, que no deben verse como una contribución al desarrollo del método positivo. En este punto Hume está de acuerdo con Spinoza. Naturalmente este desarrollo ha sido facilitado por la selección natural que ha mantenido el equilibrio entre ellos cuando se manifestaban en oposición uno a otro, contribuyendo de este modo al bien de toda la especie.[18]. : Al afirmar que, bien comprendida, la aspiración a la felicidad personal, a una vida íntegra, constituye la plenitud moral, Epicuro estaba en lo cierto: un hombre que ha comprendido que la sociabilidad, la justicia, la benevolencia para con sus semejantes conduce a cada uno y a toda la sociedad a la felicidad, no puede ser un hombre inmoral; en otras palabras, un hombre que ha reconocido la igualdad para todos e identifica sus goces con los de la comunidad, puede indudablemente encontrar en esta idea un apoyo para su moral. No podían representarse la naturaleza empapada en sangre —red in tooth and claw, como han escrito el mismo Tennyson y el darvinista Huxley—, luchando en todas partes contra el bien, representando la negación del bien en cada ser vivo y, a pesar de todo ello, seguir afirmando que, al fin y al cabo, el bien acabará por triunfar. ¿A qué aspira y aspiró siempre la moral entre los animales y entre los hombres, sino a combatir las manifestaciones del egoísmo y a elevar la humanidad en el altruismo? II, parte II, 1, pág. Y aun cuando en las doctrinas éticas modernas se distinguen dos tendencias, están éstas unidas por la idea, común a ambas, de rechazar toda explicación religiosa o metafísica de la moral y por el empeño puesto en explicar la moral como un fenómeno natural y en no aceptar lazos de ninguna especie entre ella y la Religión. Bajo la influencia de todas las conquistas de la ciencia se ha formado una comprensión más clara de los lazos que existen entre el hombre y los demás seres vivos. El principal problema de la Ética realista contemporánea consiste, por lo tanto, como afirma Wundt en su Ética, en definir, ante todo, la finalidad moral a que aspiramos. Schleiermacher considera estas tres motivaciones del acto moral como inseparables. — Su significado en la historia de la evolución de la Ética, igual que el de Darwin, pasó de una manera inapercibida. Lo mismo se nota a través de toda la historia humana hasta nuestros días. Por otra parte, y debido precisamente a su vacilación entre la moral religiosa y la no religiosa, Leibniz llegó fatalmente a la idea de que en la base misma de la moral hay algo más que los instintos, las pasiones y los sentimientos. De estas definiciones deducía Spinoza todas las concepciones fundamentales de la moral. Los instintos paternales y filiales constituyen, probablemente, la base de los instintos sociales, ha escrito, y en otra ocasión se expresó del modo siguiente: El sentimiento de placer por encontrarse en sociedad representa, según todas las probabilidades, el desarrollo del cariño paternal y filial, puesto que el instinto social está desarrollado merced a la larga convivencia de los hijos con sus padres. Esta fue su idea fundamental, idea justa y filosófica. Se conformaba con una justicia distributiva. —División de la sociedad en clases y grupos y aspiraciones de dominación de unos sobre otros. Más tarde fue considerado como maestro aun por los más grandes escritores del siglo XIX. (2000). Los conceptos del bien y del mal se elaboraron por consiguiente; no tomando al hombre como término de comparación, sino considerando como bueno o malo aquello que lo era para la tribu. El Derecho romano consideraba el parricidio como una cosa tan inconcebible que ni siquiera había formulado un castigo para este crimen y lo mismo sucede con la infracción de las leyes sagradas entre los salvajes. Con tales doctrinas Smith abrió indudablemente el campo a la idea que considera la moral como un producto de la vida social, lentamente desarrollado desde los tiempos primitivos. Pero resultó, dice Spencer, que esto no bastó puesto que la igualdad política no suprime los intereses antagonistas de las varias clases. Y si queremos evitar este desenlace, ¿no es fuerza de que nos ocupemos de la revisión de los valores morales que tienden a hacer la lucha menos cruenta? A fines del siglo XVIII y a principios del XIX muchos pensadores y filósofos concebían ya en el concepto de la justicia y de la igualdad de derechos no solamente la igualdad política y civil sino principalmente la económica. Esto hizo que tuviera que apoyar sus ideas en consideraciones de orden general sobre la estructura del Universo, sobre la naturaleza del hombre y sus relaciones con los demás seres vivos asimismo dotados de razón. Por esta razón su influencia sobre la Ética fue mucho menos considerable de lo que hubiera podido ser. I, pág.. 270, edición Bohn's Library). Desde la Edad Media los fundadores de las doctrinas éticas, que en su mayoría conocían mal la naturaleza, porque a su estudio preferían la Metafísica, han concebido el instinto de conservación del individuo combinación de la condición necesaria de la vida del hombre y de los animales. A pesar de ello toda revolución está inspirada por la justicia e introduce, aun si degenera más tarde, cierta parte de justicia en la vida social. Fundó algunos periódicos como Le Révolté, en Ginebra, La Révolte, en París, o posteriormente Freedom, en Londres, en los que publicó una ingente cantidad de artículos que posteriormente fueron editados en forma de folletos y libros. Al estudiar los varios sistemas éticos uno se persuade, dice Spencer, de la ausencia en ellos del principio de causalidad. Aquí se muestra dispuesto Epicuro a mantenerse toda la vida a pan y agua, como los más estrictos estoicos (Guyau, IV, 1). Esta revolución en las ciencias influyó, como es de suponer, en la ciencia de la moral. Sin embargo, su alto concepto de la naturaleza y de la belleza moral que reside en ella —que no ha sido justamente apreciado hasta hoy ni por la Ética religiosa ni por la no religiosa— le separa de las dos corrientes de moral antes mencionadas. Por lo tanto, si en el Imperio Romano, sobre todo en las ciudades, estos usos desaparecieron, la culpa no fue del paganismo, sino de todo el sistema político del Imperio. —Turgot y Condorcet. La satisfacción moral tenemos que encontrarla en la vida y no fuera de ella. [110] Hay sin embargo una virtud —escribía Smith— cuyas reglas generales determinan exactamente los actos exteriores. Pero una labor semejante no ha sido todavía hecha hasta ahora. [63] Guyau en su admirable estudio sobre Epicuro señala cómo, durante muchos siglos, sus doctrinas ejercieron considerable atracción sobre hombres de gran valor. La Iglesia repudió, pues, todo estudio de las fuentes naturales de la moral humana y la ciencia griega que había trabajado en esta dirección fue resueltamente condenada. Así, pues, la naturaleza, lejos de darnos una lección de amoralismo, es decir, de indiferencia hacia la moral, contra la cual un principio ajeno a la naturaleza ha de luchar para poder vencerla, nos obliga a reconocer que de ella dimanan las concepciones del bien y del mal, y nuestras ideas del bien supremo. Origen y evolucion de la moral.pdf ... Sign in —Aristóteles. Tal es, en pocas palabras, la Ética de Comte. Por carecer de medios, no podía Kropotkin adquirir los libros necesarios, y tan sólo, gracias a sus amigos y conocidos, pudo, a veces, procurarse alguno de los más indispensables. El régimen social, en efecto, decía Spencer, donde a la justicia hay que añadir la beneficencia, es un régimen manifiestamente imperfecto (Principios de la Ética, tomo I, 54). (De Cive, final del capítulo XV). Protege a los buenos y odia a los malos, etc. Todas ellas tenían como base la fe en la omnipotencia de la razón y la convicción de que la moral reside en la misma naturaleza humana. Esto prueba que concibió su Ética evolucionista antes de la publicación de la obra de Darwin, El origen de las especies. Pero la cuestión que nos preocupa consiste precisamente en saber por qué o a consecuencia de qué proceso intelectual o sentimental el hombre renuncia con tanta frecuencia a lo que indudablemente debe proporcionarle un placer. Y como quiera que fue un conservador y monárquico encarnizado (aun durante la República de Cromwell) consideraba las tendencias opresoras de su partido como las bases de la sociedad. Es una ley de la naturaleza. La religión hace decir al hombre: abrigo la esperanza porque creo —y más concretamente— porque creo en la revelación. ¿Obedece ello al goce, al cálculo, o a alguna otra de las análogas soluciones propuestas? Es evidente que la sociedad es un estado natural para el hombre y que éste no ha podido vivir nunca de otro modo que en sociedades. Este concepto de la moral se preparó ya a fines del siglo XVIII. Desde su libertad, el ser humano se hace a sí mismo, es constructor y construcción a un tiempo. ¿Pero es libre el hombre en su querer? El fundador de esta última Ética fue Darwin, el cual trató con empeño de derivar el sentido moral del instinto social, innato en todos los animales sociales. La conclusión que de este principio sacaba Protágoras era que el bien y el mal son conceptos relativos. Su origen misterioso, tal vez divino, levanta nuestro espíritu hasta el entusiasmo y nos da fuerzas para todos los sacrificios que reclame el sentimiento del deber.[112]. Pero Cudworth era ante todo un teólogo y no concebía la Filosofía sin la Religión y sin el temor que ésta inspira a los hombres. El uso, o sea la costumbre de vivir según las tradiciones, la aversión al cambio y el estancamiento de las ideas, representan, pues, el papel principal en la conservación de las reglas establecidas. —La ayuda mutua en la naturaleza. La historia de la ética tuvo comienzo en la edad antigua, donde Platón afronta la temática ética en diversos lugares y desde contextos diferentes, como por ejemplo, en La Republica abordo juntamente la ética individual (desde la perspectiva de una justicia dentro del alma). A pesar de los interregnos de regresión, estas formas del régimen social se han convertido, siempre, en las fuentes del progreso. 18–23 del cap. WebLa historia de la música es el estudio de las diferentes tradiciones en la música y su orden en el planeta a lo largo del tiempo.. ¿Por qué se somete el hombre a veces a toda clase de privaciones con tal de no hacer traición a sus principios morales? Demostró en sus obras, sobre todo en su Philosophiae irioralis institutio compendiaria que lejos de estar guiados por la consideración de la utilidad o del perjuicio que puedan resultar de nuestras acciones, experimentamos una satisfacción intelectual después de un acto favorable al bien general y lo calificamos de moral antes de pensar en la utilidad o el perjuicio que de él se puede derivar. Fijaos en la Naturaleza. Sus ideas fundamentales sobre este punto son las siguientes: Nos es innata la aprobación de los actos morales, así como la condenación de los inmorales. Y ocurre que cuando no escucha la voz del sentimiento de simpatía social sino que sigue una inclinación opuesta cualquiera, por ejemplo, la inclinación al odio para con los demás, experimenta, después de un placer de muy corta duración un disgusto interior, un remordimiento. Pero las especies o sociedades en que este fenómeno se produce están condenadas a decaer y a fracasar en la lucha por la existencia. A lo cual nosotros tenemos que añadir: y además, que sea también posible gastar ciertas fuerzas para un trabajo que tal vez no esté todavía reconocido como útil, pero que pueda en el porvenir ser útil a la sociedad entera. Pero la Estática social de Spencer fue publicada ya en 1850. Pero para emanciparlos de este temor era preciso libertarlos ante todo del horror a la muerte, o mejor dicho de la vida de ultratumba, temor que estaba en la antigüedad fuertemente arraigado puesto que entonces la vida ultraterrena era representada en forma de un sueño en la obscuridad subterránea con la consciencia despierta y capaz de atormentar al hombre.[57]. Este concepto de la justicia formado de un modo tan natural, ejerciendo durante largo tiempo su influencia sobre el espíritu humano, contribuyó directa o indirectamente a la formación de un cierto método del pensamiento, gracias al cual las conclusiones de la razón basadas en la vida de innumerables personas son tan justas como las conclusiones personales. [24] La moral positiva —ha escrito Comte— difiere de este modo no solamente de la moral metafísica, sino también de la teológica, porque sostiene el predominio de los sentimientos sociales como principio universal. El que más insistió sobre estas ideas fue Epitecto, como lo ha probado Paulsen en sus Bases de la Ética. 85). La tarea de un filósofo–moralista consiste en estudiar el origen y el desarrollo de esos elementos de la moral, y en probar que, como los demás impulsos y sentimientos, forman parte de la naturaleza humana. Torres, Z. Fue el primer pensador alemán, fuera de Goethe, que construyó su sistema filosófico sobre la idea de la evolución, que él formuló con su célebre trilogía: tesis, antítesis y síntesis. En otro lugar escribió: Ni el miedo ante el infierno ni mil otros miedos ante la divinidad podrán despertar la conciencia moral donde no exista la concepción de lo que es malo, odioso o repugnante. Torres, H. (2014). Durante todo el siglo XIX se hicieron una serie de nuevas tentativas para encontrar los fundamentos de la naturaleza moral del hombre en el egoísmo inteligente y en el amor a la humanidad (Augusto Comte y sus discípulos), en la simpatía recíproca y en la identificación de la personalidad individual con la Humanidad (Schopenhauer), en la utilidad (Bentham, Mill) y en la teoría de la evolución (Darwin, Spencer, Guyau). 120). Sus conceptos fundamentales eran los siguientes: El hombre aspira a la felicidad y con este fin se reúnen los hombres en sociedades. A esta cuestión Locke contestó, como es de suponer, en sentido negativo, pues según él la voluntad del hombre está determinada por toda una serie de influencias anteriores. Todo lo que los enciclopedistas pudieron prever vagamente en la ciencia y en la filosofía, todo lo que para los hombres más eminentes de la Revolución francesa constituyó un ideal, lo que ya habían señalado Saint–Simon, Fourier y Owen y lo que habían soñado los más grandes espíritus de fines del siglo XVIII y principios del XIX, todo esto Comte trató de reunirlo, sistematizarlo y confirmarlo por medio de su Filosofía positiva, para que de ella pudieran elaborarse nuevas ciencias, un arte nuevo, una nueva concepción del mundo y una Ética nueva. En cuanto a la sanción de los conceptos y de las aspiraciones que nacen en nosotros, es decir, aquella fuerza que las hace obligatorias, los hombres la han buscado siempre en la Religión, o sea en las órdenes sobrenaturales o trascendentes, acompañados de un sistema de amenazas, de castigos o de promesas de recompensa en la vida futura. Si toda Ética —decía Feuerbach— tiene por objeto el estudio de la voluntad humana, hay que afirmar que no hay voluntad sin impulso y que este impulso es la aspiración a la felicidad. 459 de la edición alemana). Sabía el hombre que la misma táctica se aplica en los rebaños de los animales en caso de retirada. Sabemos por experiencia de la vida que muy frecuentemente los sentimientos estrechamente egoístas triunfan sobre los sociales. Pero en realidad, el sacrificio para el bien de un hormiguero o de una bandada de pájaros, de antílopes o de monos, es un hecho puramente zoológico, que se repite a diario en la Naturaleza; exige de los centenares y millares de animales que lo ejercen tan sólo la simpatía mutua entre los miembros de la misma especie, la práctica continua de la ayuda mutua y la energía vital en el individuo. París, 1883, pág. En el pensador inglés Francisco Bacon las ciencias naturales encontraron no solamente un continuador de los atrevidos estudios de Copérnico, Kepler y Galileo, sino también el fundador de un nuevo método de estudios científicos: el método inductivo basado en el estudio cuidadoso de los fenómenos naturales como base para llegar a ciertas conclusiones, en vez del método deductivo basado en ideas abstractas y preestablecidas. Tan sólo en los primeros capítulos de La justicia (publicados en la revista Nineteenth Century en marzo y Abril 1890) menciona Spencer la Ética de los animales y la justicia infrahumana, a las cuales tanta importancia había atribuido Darwin para el desarrollo del sentido moral en el hombre. Esta cuestión se había planteado ya en forma vaga en la antigua Grecia. El profesor danés ha expuesto admirablemente el significado filosófico de la obra de Darwin en su Historia de la Filosofía Moderna. Se trata de la concepción purificada y ahondada de la voluntad y de sus manifestaciones, opuesta a la concepción abstracta y pedantesca de la moral en la escuela idealista. A pesar de las innumerables explicaciones que se han dado de los pensamientos abstractos de Platón es difícil comprender lo esencial de su doctrina. : Esto es tanto más necesario —decía— en cuanto que la Religión está perdiendo su autoridad. Tal conclusión está en contradicción directa y evidente con el concepto corriente del origen sobrenatural de la moral. El error de Hobbes obedece tan sólo a que vivía en una época en la cual era preciso luchar contra el concepto idílico sobre el estado primitivo del hombre, concepto ligado a la leyenda del paraíso terrenal y del pecado original que mantenía la Iglesia Católica y también las protestantes que nacían a la sazón y para las cuales la expiación era un dogma aun más fundamental que para los católicos mismos. Herbert Spencer, antes que Darwin, en 1850, publicó su obra Estática Social, donde aparece ya la teoría de la evolución aunque ciertamente en una forma poco elaborada. Su Eros significaba así mismo lo que nosotros calificamos ahora la sociabilidad, compasión mutua, simpatía. 18). [143] Aquí se interrumpe el manuscrito de Kropotkin sobre este capítulo (Observación de N. Lebedeff). Por otra parte, a pesar de los períodos de regresión, manifestados aun entre las naciones más cultas, aparece, siempre —por lo menos entre los representantes del pensamiento avanzado en los pueblos cultos y en los movimientos populares progresivos—, el deseo de extender las concepciones corrientes de la solidaridad humana y de la justicia. En las sociedades humanas, gracias al don de la palabra y por consiguiente de la leyenda, aumentó la influencia de las personas observadoras y experimentadas. Llegando a la conclusión de que los procesos morales son inexplicables dentro de la ética teológica. Pero esto no quiere decir que al actuar en tal o cual sentido el hombre pueda echar de menos, al cabo de un instante y tal vez para toda su vida, lo que acaba de hacer. Pero el principal mandamiento de Cristo que consistía en devolver el bien por el mal fue repudiado muy pronto por los cristianos. No hagas eso o aquello, porque hacerlo sería mal o una vergüenza; significaría debilidad física o de carácter. Su postura ante la religión fue ciertamente negativa. Pero no basta adaptarse a las condiciones exteriores, decía Spencer; a medida que avanza la evolución se efectúa también el perfeccionamiento de las fórmulas de vida. 31). La hipótesis equivale en este caso a la fe; de la hipótesis nace la fe, aunque no la fe dogmática... Kant ha iniciado una revolución en los dominios de la moral, en cuanto ha querido que la voluntad sea autónoma en vez de dejarla inclinarse ante una ley externa. La ética del sentimiento de Shaftesbury y Adam Smith, Capítulo XI. ¿Qué enseña la Naturaleza a nuestra razón, que es quien decide en las cuestiones morales? Al mismo tiempo desarrolló la doctrina materialista Condillac (1715-1780), que expuso sus ideas en dos obras: Ensayo sobre los orígenes del conocimiento humano (1746) y Tratado de las sensaciones (1754). Ciertos economistas, como por ejemplo B. Rossi, señalaron también que esta división del trabajo conduce al embrutecimiento de los obreros y a la creación de una clase de esclavos. Aun en las ideas morales algunos sofistas vieron la consecuencia inevitable de la estructura física del hombre. En este folleto, Kropotkin exhorta al hombre a la actividad y afirma que la fuerza no reside en la soledad, sino en la unión con sus semejantes, con el pueblo, con las masas trabajadoras. Por fortuna las ciencias nacidas en Grecia encontraron un refugio en la cultura árabe, la cual al propio tiempo que ofrecía al mundo sus propios adelantos daba a conocer por medio de traducciones a los escritores griegos. La importancia de la sociabilidad y de la ayuda mutua en la evolución del mundo animal y en la historia del hombre puede, a mi juicio, ser aceptada como una verdad científica establecida y libre de hipótesis. Lo mismo dice por lo que se refiere a Dios. Puede afirmarse que hoy en día la totalidad de los hombres de ciencia se colocan en un terreno positivista. Aristóteles. Smith, A. Al aplicar la teoría de la evolución al estudio de la vida orgánica, Darwin ha inaugurado una nueva era en la Filosofía; y en cuanto al ensayo sobre la evolución del sentido moral en el hombre, que escribió más tarde, constituye este trabajo un nuevo capítulo de la ciencia moral.[14]. Después de haber estudiado en la primera parte el origen de la moral desde los puntos de vista físico, biológico, psicológico y sociológico, Spencer se dedicó al análisis de la esencia de la Ética. Siguiendo fielmente a Hobbes veía en las tribus salvajes aglomeraciones sin lazos sólidos, ajenas unas a otras, que viven en hostilidad continua; según su concepto, esas aglomeraciones han salido del estado caótico tan sólo cuando un hombre de cualidades superiores, apropiándose el poder, ha organizado la vida social. La plebe ve su felicidad en el goce, en el placer, mientras que la gente culta la busca en algo superior: no en la Idea como afirmaba Platón, sino en una actividad razonable del alma o por lo menos no contraria a la razón (Ética, I, 6). Nuestra alma, decía, las conoce directamente, pues se encuentra en comunicación con la Divinidad. En general Spencer se colocó resueltamente en el punto de vista de la moral utilitarista. La falla mencionada, continúa Jodl, ha sido llenada por el Sistema de Filosofía del Derecho de Krapp, donde se considera expresamente al interés común como el punto de partida lógico del proceso ético, por lo cual, en la medida en que el hombre se identifica con un conglomerado cada vez mayor de sus semejantes y por fin con la humanidad entera, crece asimismo el valor racional de la moralidad. Si hacemos caso omiso al establecimiento de los valores éticos a los que nos hemos referido, vislumbramos un caos político, social y económico, que no conducirá a nada, más que a la propia autodestrucción e imperio de la ley del más fuerte o más poderoso, falta de valores o principios, pero vacío e intranquilo en cuanto a su seguridad humana. El hombre, como ser razonable que es, hace ya docenas de miles de años que vive en sociedad y en ella la razón ha contribuido al desarrollo de usos, costumbres y normas útiles para la evolución social y de los individuos en particular. Luego, en los dos capítulos dedicados a la Justicia, demostró que este sentimiento obedeció ante todo a las inclinaciones personales y egoístas, por ejemplo al temor de la venganza del injuriado, de sus parientes o de los antepasados; luego, junto al desarrollo intelectual humano, se fue formando el sentimiento de la simpatía mutua. Una tendencia semejante no podía dejar de provocar la consiguiente reacción. Godwin estaba completamente de acuerdo con los ideales de los jacobinos acerca de la igualdad política y económica,[145] pero era contrario a la idea jacobina de crear un Estado que lo absorba todo y reduzca a la nada los derechos del individuo. En cambio otros piensan que la bondad de las acciones depende solo de la intencionalidad de la voluntad del sujeto; algo es bueno o malo dependiendo “del porqué” lo elijamos. En tal estudio prestaré sobre todo atención al concepto de justicia, que constituye a mí entender la base de la moral y el punto de partida de las conclusiones prácticas de las Filosofías éticas, aunque el hecho esté lejos de ser reconocido por la mayoría de los escritores que se han ocupado del problema. Desgraciadamente ni él ni sus partidarios han sometido hasta ahora al mismo género de crítica irónica la organización del Estado, que ocupa hoy el lugar de la Iglesia en la dirección de la vida social. El autor (1842-1921) es reconocido como uno de los teóricos del anarquismo. En este punto Spencer profesaba opiniones atrasadas: así, por ejemplo, negaba los derechos políticos a la mujer. El sentimiento de la obligatoriedad de la moral que experimentamos en forma indudable era explicada por Guyau del siguiente modo: Basta fijarse, decía, en las funciones normales de la vida psíquica para convencerse de que hay una cierta presión moral interior que proviene de la dirección que hayamos dado a nuestros actos... La obligación moral tiene, pues, su origen en la vida misma y echa allí sus raíces mucho más profundamente que en el pensamiento consciente. El esclavo o el hijo son como la parte del dueño o del padre, etc. Origen y evolución de la moral es su libro póstumo, en el que sienta las bases de la moral emancipada de la religión, para crear una moral social, una ética de la solidaridad, … He de observar tan sólo que entre las causas productoras de esa nueva época —más aun que la influencia que ejercieron los descubrimientos de la cultura antigua para el desarrollo de la nueva ciencia y arte y más también que la influencia de los grandes viajes y de las nuevas relaciones comerciales con América y Oriente— es menester caracterizar la influencia de las nuevas formas de vida social que se fueron creando en las ciudades libres. La Iliada es un admirable monumento en este sentido. [124] La Justicia en la Revolución y en la Iglesia, tomo I. He aquí lo que se espera de una persona bien desarrollada. Esta regresión a la Ética teológica obedeció tal vez a la decepción provocada en Kant por la Revolución francesa. La abundancia de ideas es en efecto uno de los rasgos característicos de este pensador. . Basta mencionar los sacrificios humanos en el altar de los dioses, el mandamiento de ojo por ojo y diente por diente del Antiguo Testamento, las ejecuciones capitales y torturas, etc., y comparar esta moral con el respeto para con todo ser viviente que habían predicado los antiguos hindúes, o con el perdón del mal sufrido, que predicaron los primeros cristianos, para comprender que los principios morales están sometidos a la misma evolución y a veces a la misma degeneración que todos los demás principios. Prefirieron usar la palabra agnosticismo (negación de la gnosis, de la revelación) a ateísmo. Locke ha podido repudiar la existencia de ideas innatas, incluso de las ideas morales; ha tenido razón al afirmar que en la moral como en todo lo demás el hombre saca sus conceptos de la experiencia. Estas medidas se consideraban indispensables, puesto que de otro modo el delincuente podría atraer sobre la tribu misma la venganza de los animales insultados, cocodrilos u osos, por ejemplo (a los cuales se hace alusión en el anterior capítulo) o de los seres invisibles y espectros de antepasados que protegen a la tribu. Así la hice: Romanes aceptó la presidencia. Esta observación se refiere también a Heriberto Spencer. En este último documento Kropotkin, entre otras cosas, dice: Si je ne réussis pas à terminer mon Éthique, je prie ceux qui tâcheront peut–être de la terminer d'utiliser mes Notes (Si no alcanzo a terminar mi Ética, ruego a aquellos que intentarán, tal vez, terminarla, de utilizar mis Notas). Los inventos, sucediéndose, rápidamente, uno tras otro, han aumentado hasta tal punto la capacidad productora del trabajo humano, que los pueblos cultos contemporáneos han podido alcanzar un nivel de bienestar general como ni siquiera pudo soñarse no sólo en la antigüedad o en la Edad Media, sino aun en la primera mitad del siglo XIX. ¡Quién sabe! La respuesta será: el hombre puede actuar como quiere. Kropotkin, ... Ética Ética - Historia Ética evolucionista. Día vendrá, en efecto, en que los hombres rivalizarán en el cumplimiento de actos de sacrificio: El espíritu de sacrificio, decía Guyau, es una de las leyes de la vida... No constituye la negación de nuestra propia personalidad, sino que es al contrario la expresión de la vida que ha llegado a lo sublime. Pero, en realidad, cada uno de los principales sistemas del siglo XIX —el positivismo de Comte, el utilitarismo de Bentham y Mill, y el evolucionismo altruista, o sea la teoría del desarrollo social de la moral de Darwin, Spencer y Guyau— vino a añadir algo esencial a las teorías de sus predecesores, y ello prueba que el problema de la Ética no está todavía agotado. Y de este modo reducirá a la nada su tentativa de explicar el desarrollo de la Humanidad por la única acción de las fuerzas naturales.[5]. No necesitas un dispositivo Kindle. Con frecuencia persigue no el mismo objeto de sus deseos, como ciertos placeres o el enriquecimiento, sino los medios para alcanzarlos. Porque está más dotado de razón que los demás seres vivos, el hombre es enemigo del hombre. En este libro demostró Beccaria que las ejecuciones capitales crueles, que se practicaban a la sazón en Europa, no solamente no desarraigaban los crímenes sino que al contrario contribuían a hacer más brutales las costumbres. En este progreso Proudhon atribuía una gran importancia al proceso de idealización, a los ideales que en ciertas épocas dominan las mezquinas preocupaciones cotidianas. Es poco probable que cada uno adquiera este sentido aisladamente. En efecto, aun en los hombres que tienen muy desarrollado el sentimiento de la simpatía para con los demás, pueden darse a veces casos de contradicción con otras aspiraciones de la naturaleza humana. Muchos preguntarán: ¿Es posible que la sociabilidad semianimal haya podido dar lugar a que surgieran doctrinas morales tan elevadas como las de Sócrates, Platón, Confucio, Buda y Jesucristo sin la intervención de una fuerza sobrenatural? Sometiendo la vida de todos los seres vivos a las mismas leyes, Comte señaló que para comprender la vida de las comunidades humanas primitivas es necesario comenzar investigando las sociedades animales. Buscamos algo general para deducir de ello normas morales de vida. El organismo tiene que gastar generosamente, de lo contrario, si no muere, se seca. Esta idea abre un amplio camino para la realización de ideales elevados en el campo social. Se observa que precisamente estas cualidades se desarrollan más y más a medida que se pasa de los animales inferiores a los superiores y luego al hombre. Procuraré ahora explicar cómo se desarrollaron en las sociedades de los salvajes primitivos las ideas morales consiguientes y qué influencia han ejercido estas ideas sobre el desarrollo posterior de la moral. En otras palabras: como la concepción de nuestra razón y de nuestros sentimientos —como Idea—. Ella no basta para satisfacer la conciencia íntegra de la moral. (Libro II, capítulo XX, 2). Sólo por excepción ve en el eremita a un sabio, que se ha apartado por algún tiempo del mundo para meditar sobre sus destinos. Más tarde los discípulos de Cristo, aun los más fieles a sus doctrinas, llegaron mucho más lejos por el camino de las derivaciones, apartándose cada vez más de la doctrina y llegando a establecer una unión estrecha entre la Iglesia Cristiana y los Césares, en forma tal que los Príncipes de la Iglesia no tardaron en considerar la verdadera doctrina cristiana como peligrosa. La ciencia prevé además que en un porvenir no lejano la sociedad humana, emancipada, gracias a los progresos científicos, de la miseria de los siglos pasados y reconstruida de acuerdo a los principios de justicia universal y de ayuda mutua, podrá garantizar al hombre la libre manifestación de su espíritu creador en el terreno intelectual, técnico y artístico. Estas ideas de Cudworth se aproximan ya por consiguiente al problema de la libertad de los hombres, que empieza a manifestarse en la Ética racionalista contemporánea. —Fourier, Owen y Saint-Simon, Proudhon. — Examinaremos ahora los trabajos de los pensadores que se han ocupado de la Ética desde el punto de vista evolucionista. El bien supremo para el hombre consiste en una actividad del alma de acuerdo con la virtud (I. Ética: Origen y evolución de la moral también puede leerse como un sencillo y comprensible, pero profundo, recorrido por las principales corrientes filosóficas. En todos los grados de la evolución del hombre encontramos la sociabilidad. Todos los elementos del pensamiento los recibimos de la experiencia. Esta obra influyó en alto grado sobre todos los pensadores de la segunda mitad del siglo XVIII. Sin este conocimiento la sociedad es inconcebible. Fijaos en la Naturaleza: Ética: Origen y evolución de la moral: 93 (Ensayo). No es extraño que esta doctrina encuentre aun hoy partidarios. Y los que aprecian más los ferrocarriles son quizás los campesinos que viajan en ellos por primera vez, después de conocer las fatigas de los viajes a pie. Tuvo que preguntarse y en efecto se preguntó: ¿por qué el hombre, al ir en busca de lo que le es agradable, llega sin embargo, a las ideas morales que en lo esencial son las mismas entre los varios pueblos y países, puesto que tienen por fin la felicidad de todos? En este caso son comunes los intereses de la tribu y del individuo. La lucha por la existencia disminuye en la humanidad a medida que la vida militar y el bandidaje es sustituido por lo que se podría calificar de colaboración industrial. Finalmente, la Biología, después de habernos acostumbrado a la idea de que todo ser vivo es, en gran medida, producto del medio en que vive, descifró uno de los más grandes enigmas de la naturaleza, explicando las adaptaciones que podemos observar a cada paso. En realidad, la posición de la teoría evolucionista no es tan precaria, ni conduce a las contradicciones en que incurrió Huxley, puesto que el estudio de la naturaleza no confirma, ni de lejos, la concepción pesimista de la vida más arriba expuesta, y así lo reconoció el propio Darwin en su segunda obra El Origen del Hombre. La Ética no puede conformarse con un tal conocimiento. —La doctrina moral de los sofistas. Asombrado seguía con los ojos a las inmensas bandadas de pájaros en el cielo, o bien a los innumerables rebaños de búfalos, ciervos o marmotas que, dirigiéndose en columnas densas hacia el Norte o el Sur, le obstruían, durante días enteros, las rutas. El instinto de la ayuda mutua está, en efecto, desarrollado en todo el mundo animal, porque la selección natural le mantiene, exterminando sin piedad alguna a las especies en las cuales este instinto pierde, por talo cual causa, su fuerza. . Y concluye el diálogo con las palabras siguientes que pone en labios de Sócrates: Viviendo en comunidad, de un modo justo y razonable, haréis un placer a los dioses y os fijareis en lo divino y claro, es decir en la razón, que constituye la fuerza del alma. Sobre la base del egoísmo, del amor a la Humanidad (Augusto Comte, Littré y otros discípulos de menor importancia), de la simpatía y de la identificación intelectual de la propia personalidad con la Humanidad (Schopenhauer), del utilitarismo (Bentham y Mill) y, por fin, de la teoría de la evolución (Darwin, Spencer, Guyau) —sin hablar de los sistemas que niegan la moral, concebidos por La Rochefoucauld y Mandeville, y desarrollados en el siglo XIX por Nietzsche y algunos otros—, fueron elaborados una serie de sistemas éticos que, afirmando los derechos superiores del individuo, tendían, sin embargo, con sus ataques violentos, a las concepciones éticas de nuestro tiempo a elevar el nivel de la moral. Claro está que Kant, al hacer estas afirmaciones, se basa en su imperativo categórico que es la ley fundamental de la pura razón moral y por lo tanto una forma indispensable de nuestro pensamiento. Todos tienen iguales derechos a la felicidad y por lo tanto a los medios para conseguirla. Historia [editar]Origen histórico Almonte estuvo poblada desde épocas muy remotas cuyos vestigios son frecuentes desde el paleolítico a la prehistoria. Hay que mencionar, también, por último, la fundación de un gran número de sociedades éticas para la difusión de las doctrinas morales sin fundamento religioso. Muchos actos de la conducta han pasado ya a ser la costumbre misma. Sobre el miedo a la maldición véase la conocida obra del profesor Westermarck. Si estás de acuerdo, también utilizaremos las cookies para complementar tu experiencia de compra en las tiendas de Amazon, tal y como se describe en nuestro Aviso de cookies. Más tarde, como es de suponer, los neoplatónicos y luego los cristianos, utilizaron esta conclusión del pensador griego, primeramente para el misticismo, luego para apoyar la idea del monoteísmo y para explicar todo lo moral en el hombre no por el desarrollo natural de los sentimientos sociales y de la razón, sino por la revelación, es decir, por la intuición que emana de un ser superior. PALABRAS CLAVES.- Ética – filosofía – civilizaciones – líderes – ley – derecho - sociología. El bienestar de toda la tribu se encontraba colocado bajo la advocación de los antepasados muertos y éstos ejercían venganza contra los que quebrantaban las normas de vida heredadas de generación en generación y contra el clan entero por haber permitido quebrantar las tradiciones.[48]. La Ética se encaminaba desde mucho tiempo antes hacia este resultado, pero hasta ahora ha estado tan unida a la Religión que ninguno de los predecesores de Proudhon expresó estas ideas con toda plenitud. Pero el hombre primitivo estaba en un contacto aun más estrecho con los habitantes de los bosques y estepas y los conocía mejor aun. Pero después de haber tratado de probar esta idea con gran calor, hubo de reconocer Kant, una vez publicada la Crítica de la Razón Práctica, que la fuente del amor a lo moral no puede residir en el hombre y se inclinó a atribuirle un origen divino. Y a medida que en las sociedades civilizadas crecen los medios para satisfacer las necesidades de todos los habitantes, abriendo, así, el camino para una concepción universal de la justicia, aumenta la importancia de los postulados éticos. No añadió nada a lo que ya había sido dicho antes por sus predecesores. Mas las instituciones y usos sociales ejercen mucha mayor influencia en la moral que en la Religión. Sin tener el carácter de generalidad y necesidad de las leyes lógicas, esos elementos, sin embargo, forman parte de la base misma de la Ética humana, que puede ser considerada como una Física de las costumbres. Nació el proletariado industrial, el cual empezó a formular sus reivindicaciones. Desde el siglo X esas ciudades empezaron a derrumbar el poder de sus potentados laicos y de sus obispos y las sublevaciones para conseguir este fin empezaron a propagarse más y más cada día. Por eso vaga solitario durante la noche, prosiguiendo sus fines malvados. Madrid). ¿Por qué, al fin y al cabo, la felicidad del individuo se identifica con la de la mayoría de los hombres? No abrieron nuevos caminos, no inspiraron al hombre la idea de servir a la humanidad, no supieron salirse del marco del régimen feudal de la época y mientras aparecía ya la doctrina utilitarista guiada por Bentham y Mill, así como la positivista con Augusto Comte a la cabeza, que más tarde condujo a la Ética científico-natural de Darwin y Spencer, la Ética alemana seguía alimentándose con las migajas del kantismo o divagando en las nieblas de la Metafísica, y volviendo a veces, más o menos francamente, a la Ética religiosa. Haz clic en “Personalizar cookies” para rechazar estas cookies, tomar decisiones más detalladas u obtener más información. —Littré. Profesó opiniones radicales y fue un partidario entusiasta de la gran Revolución francesa. En vano se trató de justificar la creación de la Iglesia invocando determinados pasajes de los Libros, largos años después de la muerte de Cristo y de Buda. La verdadera base de todos los sentimientos morales la veía en los instintos sociales, merced a los cuales un animal se complace en la sociedad de los suyos, en cierta simpatía para con ellos y en la posibilidad de prestarles algunos servicios. Lo mismo se puede decir de la Ética utilitarista. Esto no lo vio Spencer. Esta edición cuenta, además, con un magnífico y esclarecedor prólogo de Álvaro Girón Sierra. Nos vemos por consiguiente obligados a reconocer que si la diferencia entre los conceptos morales de una abeja y de un hombre obedece a la diferencia fisiológica, la semejanza asombrosa que existe entre ellos, en otros rasgos esenciales revela un origen común. En general ese escepticismo para con la religión fue más tarde el rasgo característico de la literatura francesa del siglo XVIII y está expresado con una claridad particular en las obras de Voltaire y de los enciclopedistas, así como en las novelas y dramas publicados antes y durante la revolución. Como el lector ha podido ver a través de nuestra rápida ojeada de las varias explicaciones sobre el origen de la moral, casi todos los pensadores que se han ocupado de este problema han llegado a la conclusión de que hay en el hombre un sentimiento innato que nos empuja a solidarizarnos con los demás. En otras palabras, la personalidad humana ha de ser objeto de una estima absoluta y en esto según Kant reside la base de la moral y del derecho. Al emancipar la Filosofía moral del yugo de la Iglesia, Locke colocaba, sin embargo, la moral bajo la custodia de tres diferentes leyes: la divina, la civil y la de la opinión pública (cap. La Rochefoucauld (1613-1680). Pero habiendo dejado de existir ahora las viejas concepciones, ya no podemos conformarnos con los conceptos de dichos pensadores y nos preguntamos: ¿por qué todo espíritu desarrollado encuentra una mayor satisfacción precisamente en las soluciones más favorables a los intereses de la comunidad? En otras palabras —como escribió Spencer a Mill— el sentido moral fundamental en la humanidad, que es el resultado de la experiencia acumulada y heredada, se refiere a la utilidad de ciertas relaciones recíprocas. Webvii. En general es preferible servirse tan sólo de las descripciones de los exploradores y misioneros que permanecieron largo tiempo entre los indígenas: una larga estancia es en cierta medida una prueba de comprensión mutua. En este respecto Mackintosh se colocó en el punto de vista de los utilitaristas. Mencionaré tan sólo una de las conclusiones de su teoría para demostrar que Fichte se acercó a ciertas ideas de la Ética racional científico-natural. Así es que aun Spencer se vio obligado a formular la regla fundamental de la vida con una limitación: la aspiración a la felicidad personal en los límites prescritos por las condiciones sociales. Nunca tomará sus alimentos sin repartirlos con sus parientes. Veía que no bastaba llamarse revolucionario o comunista para tener un sólido fundamento moral, y que la mayoría de los que así se llaman carecen de una idea moral directora, de un ideal elevado de moral. Proviene de los más obscuros e inconscientes fondos del hombre. Es la negación de todos los principios morales. Para explicar como es debido la preponderancia del pensamiento filosófico en el siglo XVII habría que estudiar a fondo estos movimientos revolucionarios populares, cuya importancia es igual a la de los monumentos intelectuales de la antigua Grecia que fueran descubiertos al mismo tiempo y de los cuales tan aficionados se muestran a hablar los manuales de historia de la época del Renacimiento, al propio tiempo que se abstienen de hacer referencias de estas agitaciones. Schleiermacher (1768-1834). Si esta ley no se cumple, y ello ocurre en muy raros casos, el crimen es castigado, como la traición, con la expulsión y aun con la muerte. Desgraciadamente, esto no lo quieren reconocer las personas religiosas. Del mundo de los sueños y de las concepciones fantásticas Comte invitó a los sabios a bajar a la Tierra, a ir hacia los hombres que sufren y aspiran a una vida mejor, que quieren conocer la naturaleza y utilizar sus fuerzas, que desean emancipar al hombre y hacer su trabajo más productivo. En el curso de los últimos cien años surgieron, bajo los nombres de Antropología (estudio del hombre), Etnología prehistórica (estudio de las instituciones sociales primitivas) e Historia de las Religiones, nuevas ramas de la ciencia que transformaron, radicalmente, las concepciones sobre el desarrollo de la humanidad. Krapp volvió, pues, al instinto de sociabilidad, que ya Bacon había considerado como más fuerte y duradero que el de satisfacción personal. —Contemporáneo de Bayle, aun cuando su obra no puede ser considerada como típicamente filosófica, preparó sin embargo, con su libro Máximas —en no menor grado que Bayle—, el terreno para una Ética emancipada de la Iglesia. En este punto Guyau cita unos admirables ejemplos, así como reproduce las palabras de Spencer, según el cual en el porvenir el instinto altruista se desarrollará hasta tal punto que el hombre le obedecerá sin dificultad alguna —y añadiré por mi parte— que hay ya algunos hombres que viven según este deseo. Pero al mismo tiempo elogió la Ética de Kant y de Fichte que fueron, como hemos visto, encarnizados adversarios de los eudemonistas ingleses y escoceses y que buscaron la explicación de la moral en una inspiración religiosa.
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